Descubrimientos recientes sugieren que los niveles de obesidad afectan directamente en la capacidad de las células del cuerpo humano que almacenan grasa, volviendo más lento su proceso de engorda y quema de grasa. En otras palabras, mientras una persona posea un mayor grado de obesidad las células de su cuerpo que procesan la grasa lo harán con mayor deficiencia provocando una mayor dificultad para perder peso.
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