En nuestra emblemática ciudad de Mérida, Yucatán tenemos una casa llamada ‘El Pinar’, la cual se encuentra ubicada en la calle 60 con avenida Colón, esta grandiosa casa estuvo abandonada por muchos años y se caía en pedazos.
En esta mansión existió una historia de amor, locura y muerte, se dice que el Pinar era el acceso al antiguo pueblo de Itzimná durante el auge del oro verde, y la coloca como una de las mansiones henequeneras de Mérida más representativas.
A continuación, te mostraremos la historia de esta emblemática casa.
Quien conoce la historia de este palacio nos cuenta que en la casa "El Pinar" vivió a finales del siglo XX un matrimonio portugués del cual nunca tuvieron hijos, entonces, durante su estancia en la vivienda, presenciaron extraños acontecimientos en la que marcaron la historia de dicha casa. Todo este suceso ocurrió en el año de 1985, así mismo, en esa fecha comenzó la tragedia cuando la esposa del portugués fue mordida por un murciélago causándole rabia, dicha enfermedad también conocida como hidrofobia y transmitida por perros, murciélagos, zorros, causa en el humano síntomas físicos y mentales, a pesar de que ya existía la vacuna contra la rabia, el porcentaje de recuperación en los humanos era bajo en comparación con los tratamientos actuales, entonces, el portugués desesperado ante la situación y tras agotar su esperanza en la ciencia, le confió la vida de su amada esposa a la casa (El Pinar) y la encerró en una habitación del segundo piso dejando que la casa sea el infierno vivo de la mujer.
Era una época donde los rumores llegaban más rápido que la luz y en poco tiempo, toda la ciudad fue un testigo silencioso y como era de esperarse, los rumores entre los vecinos se hicieron presentes y contaban que por las noches se escuchaban unos desgarradores y escalofriantes gritos de esa mujer, la cual poco a poco se iba muriendo por el dolor y la desesperación de la enfermedad que padecía, y que, cuando pasaban frente de la vivienda, no podían evitar voltear a verla ya que la mansión era muy hermosa y atraía la mirada de todos los transeúntes, además las personas contaban que se sentía una mala vibra y generaba escalofríos y esta sensación se intensificaba aún más en la noche