Las armaduras o blindajes compuestos protegen de las balas a los vehículos policíacos, militares y de transporte de valores, sin embargo, a causa del espesor y de los materiales que utilizan (generalmente placas de acero) los vehículos se vuelven más pesados y por ende más lentos. Esto es muy peligroso para los ocupantes, sobre todo si se deben retirar de una situación de riesgo inmediatamente.
Ante esto, investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte han desarrollado un material ligero, alternativo a las armaduras de acero tradicionales que han llamado Composite Metal Foam (Espuma Metálica Compuesta) o simplemente, materiales CMF.