Los daños en una estructura a causa de un sismo son variables y dependen del tipo de material y de estructura, sin embargo, los daños que más preocupan a los especialistas son los conocidos como cortante, que se caracterizan por grietas inclinadas en los muros o en las columnas y que pueden conducir al colapso de las estructuras, por ello en las normas de construcción se busca que fallas de esta naturaleza no ocurran.
“Lo que buscamos es favorecer un comportamiento por flexión que permita el desplazamiento de la estructura sin que colapse, este es el caso de las grietas localizadas en la base de las columnas, los extremos de las vigas o en la base de los muros, lo anterior permite que la estructura se deforme y se adapte a los desplazamientos que requiere el temblor, sin que se produzca un colapso o daños graves”, dijo el doctor Sergio Alcocer, del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Cuando la estructura, aunque haya sufrido daños por un sismo, no pierde geometría, verticalidad, ni el ángulo —a noventa grados— entre una losa y un muro o una columna, puede ser rehabilitada; en el caso de una vivienda lo más común es el “encamisado” que consiste en añadir material al muro, como una malla electrosoldada que se fija con un recubrimiento de mortero o de concreto, lo que incrementa la resistencia y rigidez de la estructura y mejora su comportamiento ante un sismo, en ocasiones a niveles superiores a los que tenía originalmente.
Para evaluar el daño esperado en una estructura ante un sismo se deben tomar en cuenta las características del temblor, así como el material del que está hecha, por ejemplo, una vivienda, y si la construcción es apta para resistir fuerzas sísmicas.
De esta manera, si lo que los investigadores buscan es corroborar un modelo de diseño y reducir el daño en una estructura tras un sismo, realizan diversos experimentos con estructuras completas o en elementos de ellas. En el caso de las mesas vibradoras, que son simuladores de sismos, se les colocan componentes de una estructura, como pueden ser los muros o estructuras completas pero de menor escala que la original, porque estudiar estructuras completas requiere mesas vibradoras de gran tamaño y su costo es elevado.
“Este tipo de pruebas también sirven para desarrollar nuevos criterios de diseño y nuevos materiales. Las pruebas en la mesa vibradora se utilizan cuando ya se han realizado otras pruebas, porque los experimentos, que podríamos llamar de confirmación en este tipo de simuladores, son costosos”, explicó el especialista en comportamiento estructural, quien es integrante de la Academia Mexicana de Ciencias.
El Laboratorio de Mesa Vibradora del Instituto de Ingeniería de la UNAM inició actividades en 1997, y tiene como principal característica simular movimientos sísmicos de diversas intensidades. Esta herramienta, de 4×4 metros, soporta hasta 20 toneladas de peso, lo que ha permitido realizar distintas pruebas, entre las que se encuentran las de respuesta en estructuras de mampostería confinada de varios niveles para viviendas de interés social o la respuesta de un templo virreinal típico.
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