Amor:
Ayer eras una gota de agua,
fruto de resplandeciente dulzura.
Hoy después de muchos años,
sigues siendo como un manantial entre rocas,
como un árbol con sus ultimas hojas.
A veces como una pobre colina,
otras como una montaña de cumbres repetidas,
formando una pesada joya en mi corazón.
Tu voz calla por sabia y ese silencio es mejor,
sin cielo, sin mar y sin rosas, pero sobre todas las cosas,
siempre escucho tu voz y te encuentro
mientras me encuentro en el suelo, muerto.
Yo comprendo que el amor nada vale sin tormentas:
Porque sin tormentas el amor no existe.
Porque el amor, es un sol entre llamas
en donde jamás encaja la nieve.
Porque el amor, es un volcán que echa lumbre.
Es huracán, es cumbre… que me deslumbra y me hunde,
aunque deba alzarse a Dios como el incienso,
pero al recordándote a ti... pienso:
Por tu estólido y cruel amor del delirio me he vuelto preso.
Recuerdo aquel día cuando tu ojos suplicantes me pidieron una tierna mirada y una dulce sonrisa.
Mis ojos miraron a los tuyos y mis labios te sonrieron
tus labios me pidieron que te diera mis labios
y por querer tus besos te entregue mis labios,
...te entregue mi vida...
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Fuente: Propia