(999) 290 93 87Hace poco un cliente que nos compró lámina galvanizada, reportó que se le había oxidado la lámina al momento que las estaban retirando del lugar donde estaban a la intemperie para colocarlas en el techo de la estructura que estaban fabricando, nos preguntaba que como era posible que se oxidaran si las había comprado nuevas y galvanizadas para protegerlas contra los elementos.
Como parte de nuestro protocolo de atención a quejas de cliente, se visitó la instalación y lo que se detectó, fueron varios factores:
1.- No es oxidación, es corrosión galvánica.
2.- Las láminas se encontraban a la intemperie o les había llovido en algún momento al estar apiladas sin cobertura o protección.
3.- Al momento de revisarlas una por una se encontraban con gran cantidad de humedad presente entre las láminas.
Obviamente el cliente cuestionaba que el propósito de las láminas era cubrir de la lluvia y resistir a la intemperie. ¿Como era posible que aquello hubiera pasado?
Efectivamente, las láminas están diseñadas y fabricadas con la finalidad de proteger de la intemperie y la lluvia, el problema es que no contamos con el fenómeno de la lluvia ácida, la cual afecta cuando están en contacto 2 laminas metálicas con humedad y ácido, se puede decir como si se formara una batería de placas de plomo, de las que se usan en los automóviles. Suena complicado por lo que explicaremos más a fondo.
¿QUÉ ES LA CORROSIÓN GALVÁNICA?
Es un proceso electro-químico que provoca una degradación en los metales al interactuar con otros elementos del ambiente, provocando su corrosión cuando se cumplen dos condiciones:
1- Cuando un metal está en contacto con un metal diferente y más noble.
2- Cuando ambos metales se encuentras medio húmedos o inmersos en un electrolito.
Un metal puede sufrir un proceso de corrosión galvánica cuando entra en contacto con un electrolito cuya concentración no es homogénea, formando una celda de concentración.
La corrosión galvánica se produce cuando dos metales de diferente potencial eléctrico están en continuo contacto en presencia de un electrolito.
Esta situación crea un proceso electro-químico que, mediante la creación de una corriente eléctrica, provoca la corrosión del metal cuyo compuesto es menos noble (ánodo), mientras que el otro metal (cátodo) se mantiene protegido.
Para evitar la corrosión galvánica, es importante proteger las láminas tanto en su transporte al área de construcción, como el mantenerlas bajo techo o cubiertas de tal manera que la lluvia o humedad no entren en contacto con la lámina al estar almacenadas.
De esta manera podemos confiar el que nuestra laminas nos duren muchos años y nos mantengan protegidos y no tengamos sustos como el del cliente.
Fuente: sunenergy system
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