Este elemento mecánico, también conocido como volante de inercia, se trata de un componente que tiene un funcionamiento muy preciso y de gran importancia en nuestro vehículo. Aunque a veces pase desapercibido, el volante motor es uno de los máximos responsables del refinamiento de un propulsor.
Está presente en todos los motores, dando igual su tipología o el número de cilindros que tienen.
El volante de motor, como se aprecia en la imagen, se trata de una pieza simple normalmente hecha de acero con forma circular. Va colocada en el extremo del cigüeñal que está más cerca a la caja de cambios, unida al embrague.
Si el volante motor no está en buen estado lo podremos detectar a través de algunos síntomas. En primer lugar hay que entrenar el oído pues cualquier ruido extraño (sobre todo en el momento de arranque, al ralentí o al usar el embrague) puede activar las alarmas. Las vibraciones también son augurio de posible holgura del volante de inercia, por lo que hay que prestarles atención.
Actualmente podemos encontrar dos tipos de volante motor, los volantes de motor de una sola masa que son los menos comunes actualmente (desde hace unos 15 años) y constan de una sola pieza circular de grandes dimensiones que posee un perímetro dentado y los volante de inercia bimasa también conocido como volante de masa dual (DMF o dual mass flyweel), estos suelen ser más completos y efectivos. Básicamente, se componen de dos piezas como las de los volantes de una sola masa -una unida al cigüeñal y otra unida a la transmisión, pero en su interior cuentan con un muelle helicoidal y un rodamiento de bolas
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Fuente: Motor y racing
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