Nacido en lo profundo de la sierra de Chihuahua, calzando huaraches de piel de vaca y suela de llanta, con los pantalones remendados y sin posibilidad de asistir a la escuela, la vida del niño Arnoldo de La Rocha transcurría entre el trabajo agrícola y la cría de animales. El primero de 12 hijos se vio obligado a emigrar a la ciudad de Chihuahua a la edad de 17 años donde trabajó de albañil, velador, etc.
Movido por la necesidad y logrando juntar la cantidad de $18,00.00 pesos, junto con unos amigos se trasladó a la ciudad de los Mochis, Sinaloa donde puso un puesto de asado de pollos, los cuales marinaban con una salsa preparada por la familia de Arnoldo. El sabor de este marinado era tan exquisito que transcurrido un año pudo abrir un pequeño restaurante.
Así en 1980 su negocio creció de tal manera que vio nacer a El Pollo Feliz; para los noventas logra que las familias mexicanas reconozcan su marca, alcanzando un total de 167 ciudades del país. En el 2000 alcanza más de 800 sucursales en todo el territorio mexicano y en 2001 cruza la frontera colocándose en Tucson, Arizona.
Con más de 12,000 empleados, orgulloso de su origen Arnoldo ahora dedica su tiempo a transmitir valiosos consejos de emprendimiento y motivación en todos los foros donde es invitado y donde le permitan hacerlo.
Promueve la lucha por la tierra con la absoluta convicción de que el camino más directo para hacer un México mejor es formando mejores mexicanos. Es por esto que el fundador del Pollo Feliz tiene las siguientes recomendaciones para ser un mejor emprendedor, comprometido con el país:
1.-Liderar a su gente con amor y comunicación: “El cambio nace del interés de comunicarnos mejor. El dialogar efectivamente es determinante en el mundo de los negocios”, afirma el empresario.
2.-Creer en lo que haces: “Si verdaderamente quieres lo que haces, terminarás haciendo lo que quieres. Para mí vender pollos es un puente para llegar a los foros y compartir lo que he experimentado”.
3.-Tener la mente abierta para aprender de cada persona: “La transformación comienza en nuestra manera de pensar. Darle credibilidad a cada una de las palabras y acciones es la parte más difícil. Hay que ser congruente entre lo que dices y lo que haces”.
4.-Ejercitar la templanza porque genera riqueza: en cambio la riqueza destruye la templanza. “Este viejo refrán desde la Edad Media nos enseña que tu empresa tiene una responsabilidad con la sociedad para que exista muchos años. Así que los fundadores deben buscar coincidir con los hijos para preservar la compañía”.
5.-¡Estar convencido de que sí se puede!: “No existe mejor lugar para que vivan los mexicanos que su propio país. Si crees que en México se puede, así será. Si opinas lo contrario, no se logra. Pero es más interesante pensar que todo es posible”.
Fuente: Emprendedor
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