El nacimiento del acero como una aleación de hierro con carbono se remonta a la antigüedad, aunque su proceso de producción en grandes cantidades y con propiedades controladas se desarrolló más adelante durante la historia de la humanidad. El origen exacto del acero es un gran misterio, sin embargo, se han encontrado algunas piezas de cuchillos en Kaman-Kalehöyük, Anatolia, actual Turquía, con más de 4,000 años de antigüedad, así como también, algunos ejemplos igual de antiguos se encontraron en el este de África, China y de la península ibérica. Las famosas falcatas que se producían en la Iberia pre-romana, las dagas de Damasco o las katanas japonesas.
Con el transcurrir del tiempo todas estas técnicas de producción de acero se fueron refinando en diversas partes del planeta. Todas las civilizaciones fueron conscientes de las enormes posibilidades de este material, por su facilidad para la forja, su maleabilidad y su gran durabilidad posterior.
El origen de la palabra "acero" proviene del latín aciarius, y éste a su vez de la palabra acies, que denomina el filo de un arma blanca. En la antigüedad el acero se usó principalmente en la fabricación de armas punzocortantes con el objetivo bélico, así como también en herramientas de corte para utensilios de ayuda en la cocina.
Durante la edad media los artesanos fabricaban material armamentístico con acero cada vez más refinado, valorado y apreciado. Sin embargo, había un problema para esta industria: los procesos de fabricación eran largos y altamente costosos, lo que limitaba el avance de la producción y el desarrollo de nuevas variedades basadas en el acero. Fue durante el siglo XIX cuando se desarrollaron nuevos procesos más sofisticados para producir acero en grandes cantidades y con propiedades consistentes. Uno de los avances más significado fue el proceso de Bessemer, inventado por el metalúrgico británico Henry Bessemer en 1856. Este proceso permitía la producción masiva de acero al eliminar el exceso de carbono del hierro fundido mediante la inyección de aire.
Posteriormente, se desarrolló el proceso de fabricación de acero de horno abierto, también conocido como el proceso de Siemens-Martin, que permitía producir acero de alta calidad con mayor control sobre su composición. A medida que avanzaba la tecnología, se crearon otros métodos de producción de acero, como el proceso de acero eléctrico y el proceso de oxígeno básico, que mejoraron la eficiencia y la calidad de la producción de acero.
El acero es uno de los materiales más utilizados en la industria y la construcción debido a sus características principales: resistencia, durabilidad y versatilidad. Se emplea en una amplia variedad de aplicaciones, desde la fabricación de vehículos y maquinaria hasta la construcción de edificios y estructuras.
En la actualidad, la producción del acero se está basando en el desarrollo sostenible del mismo como material, industria y recurso. Siendo un material totalmente reciclable. El uso cada vez más eficiente de la energía y la reducción de residuos, sin dejar a un lado la calidad y la durabilidad. La industria siderúrgica continuamente está realizando esfuerzos para lograr la sostenibilidad medioambiental y velar por el futuro de nuestro planeta.
Más allá de los grandes monumentos o estructuras, sus aplicaciones en la industria de la construcción radican principalmente en su uso cotidiano y versátil; cada día se encuentran nuevos y variados usos a partir del desarrollo de productos con propiedades mejoradas, acabados y nuevas aleaciones.
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Fuente: Ulmaforge