Las agujas de coser tienen una antigüedad que se remonta a varios miles de años, sin embargo las primeras agujas no eran como las conocemos hoy en día, estaban hechas a mano y eran de piedra, hueso o madera.
Cuando se empieza a coser a máquina usualmente no se elije la agua adecuada, sin embargo, cuando empezamos a experimentar con diferentes tejidos, hilos y puntadas, la cosa se complica debido a que el material y la textura ya es diferente.
Elegir una aguja apropiada es la clave para unas puntadas lisas y perfectas, pero no sólo eso: si trabajamos con la aguja equivocada podemos tener problemas al coser. Desde dañar la tela o el hilo hasta doblar o romper la aguja.
Las agujas para máquina de coser pueden clasificarse de diversas formas y, si no estás muy familiarizada con ellas, se podría complicar el aprendizaje para dicho tema debido a la gran variedad de agujas que existen.
Agujas simples: Una punta, las más habituales.
Agujas dobles: ideales en la confección de prendas de vestir con telas elásticas.
Consejos generales:
- Asegúrate de que las agujas están en buenas condiciones. Para comprobar que no están dobladas, ponlas sobre una mesa por la parte plana y comprueba que quedan rectas. Para comprobar que no estén despuntadas, pasa los dedos de arriba a abajo de la aguja y comprueba que no raspa ni presenta una superficie irregular. Si está en malas condiciones, no lo dudes: tírala.
- Comprueba que el hilo pasa con holgura por el ojo de la aguja.
- Elige siempre el tipo de aguja y grosor adecuados para el tejido con el que vas a trabajar.
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Fuente: ananaslaboresymanualidades