Al principio puede parecer lógico que la mejor opción para proteger el acero con un recubrimiento metálico sea la utilización de un metal, con una tendencia a la oxidación menor que la del hierro, como el plomo, el estaño, el níquel, cromo, etc.
Sin embargo, este tipo de recubrimiento tiene el inconveniente de que al quedar la chapa al descubierto debido a un impacto o arañazo, el ataque se localiza en la zona desprotegida, produciéndose una oxidación más rápida y profunda que si no se hubiera aplicado el recubrimiento protector. Además, el empleo de este tipo de materiales supone un costo más elevado, empleándose para fines decorativos en algunas piezas.
Por lo que se recurre a la "protección catódica o galvánica" que consiste en revestir el acero con otro metal que se oxide mas fácil que él. Se le llama protección catódica por que el acero hace de cátodo, es decir, se oxida sacrificándose a favor del acero. De ahí que al metal de que lo recubre se le llame también "ánodo de sacrificio".
Para más información sobre la protección catódica visita nuestro blog "La protección catódica en estructuras"
Actualmente son muchos los fabricantes de vehículos que aplican este tipo de protección en la carrocería y otros elementos del automóvil, aumentando la protección frente a la corrosión.
Dentro de los materiales que se podrían emplear como ánodo de sacrificio se encuentra el aluminio, zinc y cadmio, siendo el zinc el más ampliamente utilizado por razones de efectividad, abundancia, técnicas de transformación y costo, otra característica del zinc es que continua protegiendo al acero en caso de que este quede al descubierto.
Glosario:
Revestimiento: Capa de algún tipo de material con la que se cubre una superficie.
Ánodo de sacrificio: Elemento que protege de la corrosión a otro material conectado a éste.
Protección catódica: Técnica para controlar la corrosión galvánica de una superficie de metal convirtiéndola en el cátodo de una celda electroquímica.
Otros links: Láminas y Aceros
Fuente: Carrocería y pintura