Los diminutos insectos luminosos que irrumpen por el bosque o campo cuando el sol deja de calentar y empieza a oscurecer, en ese instante empiezan a aparecer revoloteando de forma desordenada, como si fueran estrellitas moviéndose, los cuales con alitas atraen la atención de gente que los va mirando por su fascinante destello de luz esporádica que data de hace muchos años. Esos insectos tienen el indiscreto talento de dar luz, mejor conocida como bioluminiscencia, en donde de forma conjunta interviene la bioquímica, el proceso físico y químico del cuerpo que convierte o usa energía, de estos diminutos insectos y su peculiar desarrollo, expresando lo más impresionante es como se acomoda la vida en la Tierra.
El fulgor que emanan sale de su estómago y tiene la particularidad de ser una creación de energía luminosa que no origina calor. El sistema nervioso se encarga de procesar la bioluminiscencia, el cual acontece en unas células especializadas en cuyo interior se produce luz se localiza en la parte baja de su estómago. Esas células traen la sustancia llamada luciferina. Y que reacciona con otros elementos químicos que libera energía en forma de luz. Al tomar oxígeno que se le reparte por todo el cuerpo y al llegar a las células abdominales reacciona con la luciferina dando lugar a la bioluminiscencia para emitir luz por fuera.
Brillan de acuerdo al desarrollo y se adaptan al medio y al entorno. Dicen los expertos que la bioluminiscencia solo solo se presenta en las larvas y que tienen un su sabor amargo y desagradable eso les sirve para salvaguardarse de otros animales e insectos para no ser devorados y asegurar su evolución. Mientras va pasando el tiempo esa luz fue obteniendo otras funciones, por lo que empezaron a nutrir la bioluminiscencia más allá de su periodo larvario. En la actualidad se confiere ese brillo al mecanismo de atracción sexual entre estos insectos. Cada tipo de luciérnaga cuenta con un destello de luz diferente, que le sirve como señal para identificar a posibles y compatibles parejas sexuales.
Algunas depredadoras imitan ciertos patrones que tienen las hembras de otras especies, que cuando se acercan a los machos los atraen y confunden y pueden comérselos fácilmente. Pero, más allá de la fascinación que pueda transmitir la bioluminiscencia de estos insectos, las luciérnagas son como escarabajos y son miembros nocturnos de la familia de los lampíridos, o Lampyriadae en todo el mundo hay alrededor de 2.000 diferentes especies, en España solo se han identificado 8 especies, cada una tiene un patrón lumínico distinto al de los demás. Aunque existen varias especies diferentes, su esperanza de vida es limitada: los adultos viven, aproximadamente como una semana. Marcan su territorio en el que viven y se comen invertebrados y babosas, según dicen que una larva en desarrollo puede comer aproximadamente 70 caracoles. Nada mal para un insecto que no crecerá más de 25 milímetros de largo.
Fuente: nationalgeographic.com.es
Otra Fuente: Láminas y Aceros