La época en la que vivimos, podría decirse, es una época de nostalgia, de tratar de recrear o revivir viejas memorias, reconstruir viejos edificios o reactivar viejos lugares, pero de alguna forma sin dejar de añadir el toque contemporáneo del momento actual.
En el barrio de Kerli en Praga, se han estado llevando a cabo una serie de renovaciones con el fin de revitalizar el lugar. Uno de estos cambios fue la construcción de un edificio de apartamentos que si bien tiene un estilo moderno fueron diseñados de tal manera para no desentonar con la historia y armonía del barrio.
Si bien la arquitectura de este edificio, que es digna de mencionar, pues las dos secciones que lo conforma convergen en una figura trapezoidal, además de su forma de cascada que ayuda a optimizar la posición de los departamentos con relación al movimiento del sol y finalmente los departamentos que sobresalen de distintos lugares que permite jugar con las luces y sombras, no es lo único que hace icónico a este edificio.
Lo más icónico de este edificio fue la decoración, ya que decidieron añadir tres esculturas monumentales del escultor checo David Černý. Estas esculturas están fabricadas en acero inoxidable al cromo con una aleación de níquel pulido con forma de una mano, un pie y una mujer fueron colocadas de tal manera que pareciera que abrazan y sostienen el edificio.
Solo la estatua de la mujer mide 24 metros, además cuenta con un elemento dinámico que le permite girar la cabeza cada determinado tiempo.