La lata de acero supuso una revolución en el planeta del envasado de alimentos, debido a que ha sido el primer medio de conservación y envasado de comida a escala industrial con buenos resultados. Una vez que arribó la prosperidad de la segunda mitad del siglo XIX, el acero se ha convertido en el material de envasado de varios productos alimenticios de lujo y de consumo diario. La función de los envases de acero para conservar los alimentos de manera indefinida, junto con su resistencia y sus características protectoras, permitía que los productos enlatados tengan la posibilidad de recorrer largas distancias de manera segura.
El norteamericano Sherwin Williams tuvo la genialidad de generar una “pintura lista para usar” envasada en una lata que se podía volver a cerrar una vez abierta. Aquella lata, además, se podía volver a cerrar una vez abierta, lo que permitía usar la pintura sobrante después. Este desarrollo pone de relieve la función de los envases para fomentar la innovación y el desarrollo de productos, así como para evadir que los productos se echen a perder.
Si bien el potencial de los envases de acero para defender los productos, minimizar los residuos y expandir la vida de almacén ha sido la clave de su temprano triunfó, el desarrollo de las infraestructuras de transporte modernas afianzó su trascendencia.
Se inspiraba precisamente en una botella con un tapón de chapa, sin embargo supuso el principio de otra evolución en la utilización de los envases: la reducción del espesor de la chapa de acero y el término de tomar de manera directa de la lata.
Las propiedades del acero como material de envasado son tan extraordinarias que, actualmente, no existe ningún otro material que logre competir con él.
Sin embargo, los recientes adelantos en los procesos de la industria alimentaria han convertido las latas de acero en sinónimo de alimentos nutritivos de alta calidad.
Simultáneamente se han desarrollado varias novedosas maneras, tamaños y mecanismos de abertura que, actualmente, permiten inclusive que los clientes de movilidad limitada abran los envases de alimentos sin necesidad de abridor u otros utensilios.
Esto posibilita explotar otra de las propiedades del acero: el brillo. Varios materiales de envasado reflejan la luz y, pese a que el grado de brillo se puede regular por medio de varios tratamientos superficiales, el brillo del acero pulido todavía es preeminente.
Estas técnicas, combinadas comúnmente con la aplicación de lacas mate en latas con mucho brillo, proporcionan sitio a envases bastante convincentes para los consumidores y con un gran poder de atracción. El modo en el cual el acero pulido refleja la luz construyendo una aspecto de alta calidad constituye un argumento adicional para las marcas que quieren lograr este poder de atracción.
Fuentes: APEAL
Otras fuentes: LÁMINAS Y ACEROS