La neurociencia tiene un papel fundamental en el proceso de aprendizaje del ser humano al proporcionar una comprensión más profunda de cómo el cerebro procesa, almacena y recupera información. Esta comprensión puede informar y mejorar las estrategias de enseñanza y aprendizaje, lo que puede tener un impacto positivo en la efectividad del aprendizaje.
Según se indica los primeros conocimientos en neurociencia, datan del siglo V a.c. en Grecia; Alcmeon de Crotona en estudios realizados con los nervios ópticos, describió que el cerebro era el asiento del pensamiento y las sensaciones.
De igual forma, dejó asentado, Corpus Hipocraticum: “los hombres deben saber que las alegrías, gozos, penas, aflicciones y lamentaciones proceden del cerebro y de ningún otro sitio. Y así, de forma especial adquirimos sabiduría y conocimiento, vemos, oímos y sabemos lo que es absurdo y lo que está bien, lo que es malo y lo que es bueno, lo que es dulce y lo que es repugnante…Y por el mismo órgano nos volvemos locos y delirantes, miedos y terrores nos asaltan…sufrimos todas estas cosas por el cerebro cuando no está sano…Soy de la opinión que de estas maneras el cerebro ejerce el mayor poder sobre el hombre”.
Fueron varios los filósofos que apoyaban ésta teoría, Aristóteles por su parte indicaba que el centro del intelecto residía en el corazón, sostenía "que la naturaleza racional del hombre era debido a la capacidad cerebral para enfriar la sangre sobrecalentada del corazón".
A través de los siglos, los estudios han evolucionado sobre este tema y han sido diversas las teorías; sin embargo hoy es palpable la importancia de su aplicación en diferentes disciplinas, especialmente en temas de aprendizaje. La neurociencia permite agilizar el proceso del aprendizaje, es decir que se pueda tener la misma cantidad de información pero de manera más efectiva y disminuir los factores que generan estrés cuando se intenta recordar algún contenido. Además de contribuir con el desarrollo de las personas juega un papel fundamental en los conocimientos que deben manejar los docentes, ya que teniendo una pequeña formación en neurociencia es posible hacer que los niños cambien su opinión sobre el aprendizaje. A través de la neurociencia se ha demostrado que cada cerebro es único; y la manera en cómo procesa y retiene la información. Al comprender estas diferencias individuales, los profesionales en educación pueden adaptar sus enfoques de enseñanza para satisfacer las necesidades específicas de cada estudiante, lo que facilita un aprendizaje más efectivo.
La neurociencia se mantiene en constante evolución lo que permite poner en práctica todo lo hasta tiempo atrás era considerado una simple hipótesis. Confirmando que la emociones y el estado de ánimo influyen de manera directa en el aprendizaje. Y que el cerebro buenamente incentivado puede absorber cantidad ilimitada de información.
Podemos concluir diciendo que la neurociencia es un campo amplio y emocionante que busca comprender los complejos procesos que subyacen al funcionamiento del sistema nervioso y la manera en que influyen en el comportamiento, la cognición y la salud en general.
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Fuente: NEUROP