Ubicado en Múnich, en un peculiar edificio de forma circular y color metalizado que simula el neumático de un coche de competición, se encuentra el Museo BMW que narra la historia de la majestuosa marca mostrando sus avances tecnológicos desde sus inicios, la evolución de sus automóviles y una prometedora imagen de lo que nos presentarán en un futuro.
El edificio futurista ofrece a sus visitantes una peculiar entrada en forma de espiral que da acceso a las exposiciones de vehículos, motores, avionetas, turbinas, motocicletas y todo tipo de elementos creados por la marca.
La visita al museo se puede completar con un paseo por el concesionario para ver los últimos modelos en persona, además de visitar la fábrica para descubrir cómo se construyen los sueños de muchos de los amantes de los automóviles.
El museo BMW se comenzó a construir en agosto de 2003, en el terreno que ocupa el recinto (a un lado de la planta principal de BMW su emblemática corporativa de los “cuatro cilindros” y el museo en forma de tazón). Está conformado por 25 mil metros cuadrados, que casi triplican en área constructiva. Los principales materiales utilizados en el proyecto son el acero para la estructura y el cristal para los revestimientos en distintas calidades según las necesidades.
El carácter escultórico del techo y la espectacular estructura en forma de cono de doble cristal y acero en una de las esquinas es un motivo inmediatamente fotografiable. Esta obra maestra de vidrio y acero ideada por Coop Himmelblau sostiene una ‘nube triangular’ de acero y paneles solares de 16.500 metros cuadrados, que es el techo de la construcción y que parece que vuela por encima de BMW.
BMW, que sabe de arquitectura, quiso hacer del edificio un reflejo de su marca, por ello es su carácter vanguardista e inundado de tecnología; así como los planteamientos de diseño sustentable, que alcanzan su máxima expresión en los paneles colectores de energía solar que recubren el techo y producen buena parte de la electricidad utilizada.
El edificio está recubierto de placas de acero y cristal; sin embargo, según su arquitecto, tienen una inspiración un poco más antigua: “Es un tipo de plaza cubierta donde pueden suceder cosas no necesariamente conectadas con recoger un coche”.
En el museo podemos encontrar coches de carreras antiguos, premios, piezas y prototipos. El Museo de BMW no es un museo recomendable para cualquiera que visite la ciudad, pero sí para los amantes de los coches, especialmente de la conocida marca.
Las instalaciones también incluyen dos restaurantes, un bistro y un café-bar; así como un auditorio multifuncional hasta para 800 personas, dos salas de conferencias y un centro de negocios disponible para la realización de eventos empresariales, también hay un Junior Campus; un espacio interactivo dedicado al movimiento dirigido a niños de 7 a 13 años de edad.
Links: Laminas y aceros
Fuente: Museo BMW