El Cristo de La Habana es una colosal escultura que representa a El Sagrado Corazón de Jesús, obra de la escultora cubana Jilma Madera. La estatua fue hecha de mármol de Carrara.
La imagen tiene unos 20 metros de altura y reposa sobre una base de 3 metros en la que su creadora enterró diversos objetos de la época. Su peso aproximado es de unas 320 toneladas.
La estatua está compuesta por 67 piezas que fueron traídas desde Italia, ya que fue esculpido en Roma y allí bendecido por el Papa Pío XII.
La estatua se montó sobre una base de tres metros de profundidad, en cuyo centro se le construyó una armazón de cabillas que van afinando en el torso, donde se le insertó una viga de acero que llega hasta la cabeza.
Cada fracción de mármol fue atada con tensores de acero a la estructura central, y luego, a ese espacio vacío, se le echó concreto tras haber sido chequeado el nivel y ajuste de cada estrato horizontal.
La majestuosa estatua se encuentra situada a la entrada del puerto, a la izquierda, entre la vetusta fortaleza de San Carlos de la Cabaña y el pueblo de Casablanca.
Los valores del monumento, icono de la capital cubana, lo convierten en patrimonio de obligada conservación y cuidado. En el año 2013 la Comisión Nacional de Monumentos le confirió al equipo de trabajo encargado de su reconstrucción, el Premio Nacional de Restauración 2013.
La figura de Cristo, con su blanca silueta, aparece de pie, mirando hacia la ciudad, con una mano en el pecho y la otra en alto, en actitud de bendecir. Por su altura, puede ser visto desde diferentes puntos de la urbe.
Desde allí se puede disfrutar de una de las más hermosas e imponentes vistas de La Habana, especialmente de su parte más antigua; así como el paso de buques y de las pequeñas lanchas que transportan a los pasajeros a ambos lados de la bahía.
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