Este puente, ubicado sobre la calzada Lázaro Cárdenas en el cruce de la avenida López Mateos, concluido desde septiembre de 2009, lleva el nombre del ingeniero civil Jorge Matute Remus, en reconocimiento por la reubicación que hiciera de un antiguo edificio ubicado por la avenida Juárez.
Por su belleza cobijada con un espectacular juego de luces por las noches, el puente Matute Remus, mejor conocido como puente atirantado, es una obra arquitectónica que en los últimos años se ha convertido en la construcción más icónica de la capital jalisciense.
La imponente obra de la Zona metropolitana de Guadalajara se caracteriza por la única de su tipo en la ciudad, la cual se destaca por su gran longitud de casi 1 km y su singular forma ya que se encuentra sostenido por dos inmensas cuñas desde las que se desprenden numerosos tubos de acero colgantes en diferentes grados de inclinación que le dan un toque estético y dinámico a la obra. Cuenta con un total de 96 cables tensores cubiertos de material plástico resistente a la intemperie y con placas de acero como anclaje en su base, estos son lanzados de la parte superior de los pilones y anclados a un elemento continúo en la parte inferior, un torpedo de acero.
La iluminación se realiza con luminarias LED que están colocadas entre los elementos verticales de la barandilla, dirigiendo la luz directa a la superficie de rodado. La iluminación espectacular se compone de luces cuya gama es de hasta 64 millones de tonalidad de color.
El puente Matute Remus se disfruta cuando se circula sobre él, en automóvil, pero también cuando se camina por debajo de su estructura, ya que cuenta con un parque lineal decorado con áreas verdes y deportivas, convirtiéndolo en un espacio de convivencia moderno y que adorna sobremanera la capital jalisciense.
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Fuente: Arquitectura panamericana