Últimamente ha estado ocurriendo un fenómeno interesante alrededor del mundo, y es que los internautas de todas partes aseguran que la navidad ya no se siente como antes, que la magia y alegría que sentían de niños se ha perdido y que el 24 de diciembre solo es un día más, pero ¿Realmente la navidad ya no es lo mismo o solo somos nosotros los que no la percibimos igual?
Al crecer, es normal cambiar la perspectiva que tenemos sobre las cosas que nos rodean, y al hacernos más consientes sobre cómo funciona el mundo, ya no las apreciamos de la misma forma.
La navidad es una de esas cosas, pues cuando somos niños, tenemos la ilusión de los regalos, las vacaciones, la comida, Santa Claus, etc. Al crecer todas esas cosas cambian, dejamos de creer en Santa, la comida y los regalos ahora es nuestra responsabilidad y el propio trabajo y la vida adulta no nos permite disfrutar esta época como antes.
Por lo que sentir frustración, nostalgia e incluso tristeza en esta época del año empieza a verse como algo normal, y esto es causado por diferentes factores, uno de ellos puede ser la distancia, ya que, si vivimos en una ciudad, estado o país diferente al de nuestra familia es natural sentirse solo o triste al no tener con quien compartir estos días, pues los comparamos con los recuerdos de nuestra infancia.
La pérdida de las tradiciones es otro factor que puede afectar el ánimo en estas fechas, ya sean del tipo religiosas, familiares o locales, cosas tan simples como la preparación de una comida en especifica, el intercambio de regalos o adornar el árbol navideño, al encontrarnos lejos de nuestra casa de la infancia es difícil mantener este tipo de tradiciones.
Esta nostalgia navideña puede ser desafiante, en especial si nos aferramos a los recuerdos pasado sin darnos la oportunidad de crear nuevos, nuevas tradiciones con la gente que nos rodea en este momento, nuevas ilusiones como por ejemplo autorregalarse ese juguete que tanto deseábamos de niño, o tan solo darnos un espacio para apreciar las conexiones familiares y culturales.
Y si se tiene hijos, en lugar de convertirnos en un grinch, intentar hacer para ellos la navidad tan especial como nuestros padres lo hicieron para nosotros, o por el contrario si nunca vivimos ese tipo de experiencias ¿Porqué no permitírnoslo ahora?
Fuente: Psicología y Mente, La mente maravillosa
Link: Laminas y Aceros