El acero inoxidable tiene presencia en la industria farmacéutica, es un material resistente a la corrosión, por lo que al tener contacto con los químicos no reacciona evitando perder las propiedades del material. El producir medicamentos requiere de procesos delicados, requiere de temperaturas altas, químicos y cloruros. Cualquier tipo de corrosión puede producir contaminación o problemas de control de calidad, provocando rechazo de lotes de medicamentos.
El acero inoxidable brinda una mayor potencia debido a sus propiedades mecánicas, permite realizar diseños de complejidad, por otro lado, se puede lograr un acabado de rugosidad mínima, lo que hace que los riesgos de adhesión de suciedad o residuos sean menos probables, así mismo dicho material facilita los métodos de limpieza.
Hablemos un poco de los tipos de acero inoxidable que se utilizan en esta industria, las principales son el acero austenítico 316 y 316L, elegidos por su resistencia a la corrosión. Cuentan con resistencia a los ácidos que se utilizan en tanques de almacenamiento, tuberías, soportes de transportadores.
También se utilizan grados 304 y 304L cuando los cloruros son menos a 200mg/l a comparación del 316 y 316L pueden soportar cloruros hasta 500mg/l y si los cloruros son mayores a se utilizan dúplex 2205 y 2304 por su resistencia la fractura por corrosión bajo esfuerzo. Un dato importante es que el molibdeno al 6% es una de las aleaciones más utilizadas en la industria farmacéutica, debido a que cuenta con los requisitos solicitados por las regulaciones federales de los países como Estados Unidos. Otro aspecto importante es el requerimiento de una superficie limpia e intacta por lo que el electro-pulido se ha convertido en un tratamiento habitual para el acero inoxidable en la industria farmacéutica.
Fuente: Venmir
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