Antes de hablar de cómo se originaron los puentes de acero tenemos que hablar, brevemente, de ¿cómo se originaron los puentes en general?
Los inicios de los puentes
Los primeros puentes nos los otorgó la misma naturaleza, cuando caía un tronco sobre un río, esta formaba un camino por el cual se podía transitar.
Esta idea se fue perfeccionando, utilizando diversos materiales y técnicas que hacían posible la construcción de fuentes más resistentes y que atravesaban mayores distancias.
Quizá el mayor avance contra la construcción de los puentes fue la implementación de los famosos arcos romanos, un diseño que permitirá distribuir de mejor forma las fuerzas que soportaban los puentes, permitiendo pasar un mayor peso sobre ellos.
La implementación del acero
No se vio durante mucho tiempo mayor avance en cuanto a la elaboración de puentes. No fue hasta la revolución industrial que cambiaron las cosas con la implementación de un nuevo material para la construcción de los puentes: el acero.
El acero es un material, duradero, resistente, flexible y ligero, lo que lo hace perfecto para la construcción de estructuras resistentes que permitan soportar grandes cargas, de forma mucho más eficiente y con un mantenimiento menos costoso.
Con la implementación del acero como material de construcción, en 1779 se construyó el primer puente de acero de la historia ubicado en Coalbrookdale en Inglaterra.
De aquí en adelante, y con la invasión de otras formas de transporte, como los trenes y ferrocarriles, se empezaron a diseñar puentes muchos más grandes, conservando todas las propiedades.
En la actualidad, podemos ver alrededor de todo el mundo grandes puentes de acero, todos pensados en facilitar la movilidad de las personas.
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