La palabra equinoccio se origina del latín aequinoctium (aequus nocte): igual a la noche. Las estaciones están determinadas por las cuatro posiciones principales en la órbita terrestre en su giro alrededor del Sol (plano de la eclíptica), que reciben el nombre de solsticios y equinoccios. Nos referimos a la temporada del año en donde el sol está situado en el plano del ecuador. Cuando se produce el equinoccio en su momento exacto, en el ecuador terrestre, el Sol alcanza el cenit.
Es cuando el día y la noche coinciden con la misma duración de tiempo. El equinoccio se da en dos meses específicos marzo y en septiembre; este evento astronómico marca el inicio de la primavera y del otoño. El equinoccio de la primavera está relacionado con el renacimiento; mientras que el equinoccio de otoño, por su parte, marca el retiro del Sol, se dan las caídas de las hojas, inicia la temporada de frío del año, el fin de las cosechas, y la migración de las aves.
Nuestro planeta normalmente gira alrededor del sol sobre un eje que está inclinado 23,5 grados, lo que significa que los hemisferios se compensan por recibir más calor del sol. Dos veces al año, la órbita de la Tierra y su inclinación axial se combinan para que el sol se asiente justo sobre el ecuador de la Tierra, trazando la línea divisoria entre las partes claras y oscuras del planeta, el llamado terminador o zona crepuscular, a través de los polo norte y sur. La tierra no es el único planeta de nuestros sistema solar que vive los equinoccios en su orbita. Mediante la sonda Cassini se pudo detectar que Saturno también presenta este fenómeno.
A través de los tiempos y en diferentes culturas se tienen registro de la manera en cómo han vivido este aspecto de nuestra tierra. Desde pirámides, hasta grabados en piedra de calendarios, pasando por iglesias que incorporaban el sol en su arquitectura, las civilizaciones marcaron el paso del sol y las diferentes estaciones con gran precisión.
Actualmente, todavía se realizan diferentes celebraciones con cada equinoccio; en México, las personas se reúnen en las diferentes pirámides para recibir la energía del cambio de estación. En Estados Unidos la tribu Lakota conectan la tierra con el cielo haciendo tabaco a partir del sauce rojo, que coincide con la constelación del sauce seco, este tabaco sagrado se fuma en una ceremonia que marca el regreso de los días más largos. Mientras que al otro lado del mundo; en Inglaterra, Stonehenge, los druidas, paganos y cualquier otra persona que quiera unirse se reúnen para presenciar el amanecer sobre las piedras antiguas.
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Fuente: NATIONAL GEOGRAPHIC