Japón es reconocido por ser un territorio que sufre de movimientos telúricos constantes, es considerado como un área de constantes conflictos con la naturaleza en su forma más cruda y temible. Esto se debe principalmente a que está ubicado en el llamado "Cinturón de Fuego del Pacífico". Es una zona con alta actividad sísmica y volcánica. El país se encuentra en una zona de subducción donde varias placas tectónicas chocan y se mueven de manera seguida, liberando energía en forma de terremotos. Tiene forma de herradura y se extiende por más de 40,000 km a lo largo de las costas del océano Pacífico. Este cinturón es famoso por su intensa actividad sísmica y volcánica, albergando aproximadamente el 75% de los volcanes activos del mundo y siendo el escenario de alrededor del 90% de los terremotos del planeta, que a su vez provocan grandes tsunamis.
Sin embargo, aunque el escenario suena aterrador, esto convierte a Japón en un laboratorio natural para el estudio de los terremotos y las medidas de mitigación de desastres. La nación nipona ha desarrollado tecnologías avanzadas y sistemas de alerta temprana, así como protocolos de respuesta a emergencias, en un esfuerzo por convivir con esta realidad geológica ineludible. La resiliencia y adaptabilidad de Japón frente a estos desafíos naturales ofrecen valiosas lecciones para otras regiones propensas a terremotos en todo el mundo.
En la actualidad el gobierno japonés tiene implementado diferentes medidas rígidas con el objetivo de que las estructuras tengan mayor resistencia a los movimientos sísmicos de la isla. Con cada gran golpe de la naturaleza, se adoptan medidas adicionales, tales como: reforzar pilares, ensanchar paredes e inversión en materiales moderno. Existen grandes barreras de hormigón para mitigar de alguna forma las grandes olas que se producen con los tsunamis como consecuencia de los terremotos.
Hoy día los edificios de la isla se fortifican con vigas, pilares y muros de mayor grosor que en la antigüedad para resistir mejor manera las sacudidas. De igual forma se utiliza el sistema de almohadillas, es un método popular consiste en instalar material absorbente, como el caucho, en la base de los cimientos de un edificio, para amortiguar el impacto del movimiento en la propia estructura.
Más allá de las infraestructuras modernas, Japón también insiste en la importancia de estar preparados ante todo tipo de desastres. Desde pequeños, los japoneses aprenden técnicas de cómo actuar ante una situación de emergencia. Cómo protegerse y colocarse debajo de las mesas ante un sismo, realizan simulacros de incendios o tsunami, así como también, observar qué lugares de un edificio y sus comunidades son más seguros para evacuar o refugiarse. Adicional a ello, todo el país cuenta con sismógrafos para detectar las ondas que alertan sobre un terremoto.
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Fuente: National Geographic