El Cubo Naranja fue construido a orillas del río Saône, cerca de la confluencia de éste con el Ródano, en Lyon, Francia. Este emblemático proyecto ayudará a impulsar el antiguo puerto fluvial de la ciudad, una vieja zona industrial de almacenes y muelles.
El proyecto fue diseñado como un simple “cubo ortogonal” dentro del cual se cava un gigantesco agujero, respondiendo a las necesidades de luz, aire y vistas. Este agujero crea un vacío, una perforación horizontal en el edificio que nace en el interior del lado que mira al río y asciende hasta terraza.
Espacios.
Todas las plataformas de oficinas se benefician de la luz y las vistas en los cinco niveles del edificio, con balcones accesibles en cada uno de ellos. Cada planta disfruta una nueva clase de convivencia a través de los accesos a los balcones y sus vistas, creando espacios de encuentro e intercambios informales.
La búsqueda de transparencia y transmisión óptima de luz en las plataformas ha contribuido a que los espacios de trabajo sean más elegantes, luminosos y ligeros.
La primera planta tiene doble altura y alberga un salón de exhibiciones y ventas mientras que el último piso dispone de una gran terraza en el fondo desde la cual se puede observar una vista panorámica de Lyon, Fourvière y Lyon-Confluence.
Estructura.
Está diseñado sobre un marco regular, 29 x 33 metros, con una estructura de pilares de concreto armado a cinco niveles. Una fachada luminosa, con aperturas aparentemente al azar se completa con otra fachada perforada con patrones pixelados que acompañan el movimiento del río.
Tres volúmenes cónicos dispuestos en tres niveles perforan el edifico: el ángulo de la fachada, el techo y el nivel de la entrada.
Diseño.
Los arquitectos trabajaron con una serie de diseños volumétricos, vinculados a la sustracción de tres volúmenes cónicos dispuestos en tres niveles: el ángulo de la fachada, el techo y el nivel de la entrada.
Primer diseño, está basado en la relación visual directa con la estructura arqueada del hall, su proximidad y su forma de contrafuerte, permitiendo conectar los dos elementos arquitectónicos y creando un nuevo espacio de doble altura protegido en el interior del edificio.
También te puede interesar: El Museo del Louvre.
Un segundo diseño, éste elíptico, rompe la regularidad de los polos de las vigas estructurales en cuatro niveles en el ámbito de la esquina de la fachada que da al río. Esta perforación, resultado del encuentro de dos curvas, establece una relación diagonal hacia el ángulo y genera un gran atrio en la parte profunda del volumen, rodeado por una serie de corredores conectados con las plataformas de oficinas.
De este modo el plano de la fachada es desplazado hacia el interior, creando una nueva relación de luz y vistas, tanto desde el interior como desde el exterior. Esta situación crea una relación extremadamente dinámica entre el edificio y el espectador, ya que cambia su geometría de acuerdo con la posición de observación.
Materiales.
La piel exterior del cubo está constituida por una celosía de aluminio con perforaciones de diferente tamaño, siguiendo un patrón que simula el movimiento del caudal de agua cercano y que fue concebida como una pantalla capaz de reflejar los tonos cambiantes de la superficie del río. Estas perforaciones se repiten en algunas áreas internas facilitando la conexión visual entre distintos sectores dentro del edificio.
La estructura es de concreto armado y acero. El color naranja hace referencia a la pintura con minio, un color industrial de uso frecuente para las zonas del puerto.
Temperatura.
Una producción termo frigorífica a través de bombas de calor sobre el nivel del agua y la sustitución de aire higiénico nuevo con la recuperación de las calorías de alta eficiencia del aire extraído. El edificio está preparado para conectarse con futuras terrazas flotantes fijadas en la orilla del río o de los muelles.
Fuente: Archdaily.
Otros links: Láminas y aceros.