En la primera parte se definió el concepto de los tratamientos del acero y de igual manera se abordó el primero de ellos, referente a los tratamientos superficiales. Para esta segunda parte se hablará de los dos tipos de tratamientos restantes: los tratamientos térmicos y los tratamientos termo-químicos.
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Tratamientos térmicos
Los tratamientos térmicos consisten en el calentamiento del acero a una temperatura inferior a la de fusión y mantenerlo en ella durante cierto tiempo. Posteriormente, el material es enfriado a diferentes velocidades, según el tipo tratamiento que se quiera realizar (Figura 1).
Figura 1 Curvas de velocidad de enfriamiento para los tratamientos térmicos.
Para lograr distintas velocidades de enfriamiento, se somete al material a un baño en agua o aceite, en calma o con agitadores, o se deja a la pieza en el interior del horno apagado a que se vaya enfriando, esto produce una transformación de la micro-estructura interna del metal. Este proceso permite variar algunas de sus características físicas y mecánicas como dureza, tenacidad y resistencia mecánica sin realizar ninguna aportación de elementos químicos nuevos al material base.
Los tratamientos térmicos que pueden aplicarse al acero sin cambiar su composición química son:
Figura 2 Proceso de Temple
El proceso de revenido consiste en calentar el acero templado hasta una temperatura inferior a la del temple, seguido de un enfriamiento rápido, pero siempre más lento que el realizado para el tratamiento del temple. Éste tratamiento complementa al templado y se emplea para obtener mayor tenacidad y ductilidad a cambio de dureza. Tanto la temperatura como el tiempo de calentamiento dependen de la composición del material y determinarán la cantidad de dureza eliminada.
Consiste en calentar el acero a una temperatura de 30 a 50 ºC por encima de la temperatura crítica superior y mantenerla un tiempo determinado. Posteriormente se deja enfriar al aire.
Tratamientos termoquímicos
Los tratamientos termoquímicos forman parte de los tratamientos térmicos, ya que la pieza sufre un calentamiento y posteriormente un enfriamiento adecuado, con la diferencia de que además del cambio en la estructura interna de la pieza, también se ha modificado la composición química de su capa superficial añadiendo diferentes elementos y/o productos químicos a una profundidad determinada .
Entre los objetivos de estos tratamientos están aumentar la dureza superficial de las piezas dejando el núcleo más blando y tenaz, disminuir el rozamiento aumentando el poder lubrificante, aumentar la resistencia al desgaste, aumentar la resistencia a fatiga o aumentar la resistencia a la corrosión. Los elementos químicos utilizados normalmente son: carbono (C) , nitrógeno (N) y azufre (S), ya sea solos o combinados entre ellos y pudiendo encontrarse en estado sólido, líquido o gaseoso. Los tratamientos termoquímicos más comunes son:
Otros links: Láminas y Aceros
Fuentes: Tratamientos del Acero, Tratamientos térmicos del acero, Tecnología de los materiales, Tratamientos termoquímicos.