En la costa de Islandia, en la isla de Heimaey existe una roca para ser más precisos, si nos fijamos bien parece un gigantesco elefante que estuviese a punto de adentrarse en el mar, algunas veces las nubes o algunos paisajes naturales nos reproducen algunas siluetas de animales o cosas. Lo que hace que estas formaciones rocosas recuerden tanto a la figura de un elefante son esas arrugas que parecen grabadas en el acantilado que recuerdan mucho a la textura y al color de la piel de estos paquidermos.
Heimaey es la isla más grande del archipiélago de las islas Westman y es la única isla habitada. Aunque es la isla más importante de la zona volcánica, sus 4.000 habitantes han vivido una existencia relativamente pacífica. La única excepción a esto es la erupción de 1973 del volcán Eldfell. El basalto es el resultado del enfriamiento rápido de la lava cuando entra en contacto en el agua fría del mar. Toda la población tuvo que ser evacuada para salvarlos del avance de la lava de la isla
Cuando se produjo la erupción volcánica en la montaña de esta isla, y empezó a surgir lava que se dirigía hacia la bahía. Durante la erupción, la mitad de la ciudad quedó aplastada, pero la lava en contacto con el agua del mar fría se solidificó por lo que la isla creció alrededor de 2 kilómetros.
Lo curioso es que el tiempo y el viento han ido también horadando estas rocas hasta crear pequeñas grutas que han acabado por dibujar lo que parece el ojo y la oreja de un elefante flotando al viento.
Fuente: diariodelviajero.com
Otras Fuentes: Laminasyaceros