Cuando escuchamos el término “rascacielos” podríamos pensar que es algo de reciente innovación, sin embargo, su origen se remonta a finales de los años 1800’s. El empleo del acero como material de construcción se hizo posible gracias a los diferentes inventos realizados en los años de 1850 a 1860, en ese momento, gran parte de la producción de acero fue destinada a la elaboración de los ferrocarriles de la época, porque las vías de acero duraban mucho más que las de hierro.
Datos históricos indican que hasta 1887, la Junta Británica de Comercio no había autorizado el uso del acero en la construcción de puentes; sin embargo, los procedimientos generados por los alemanes permitieron disponer de grandes lingotes que podían ser laminados en la forma deseada por ejemplo, la viga en doble T de perfil muy resistente. Años siguientes, se emplearon 50,000 toneladas de acero en la construcción del famoso puente de Forth, lo que estableció firmemente el comienzo de la fabricación y venta de vigas de acero laminado en Inglaterra.
Mientras tanto, su vecino del otro lado del continente, los Estados Unidos no sólo habían tomado ya la delantera en la producción de acero, sino que desarrollaron su uso para un nuevo tipo de edificio, con lo que el acero engendró el bien llamado “rascacielos”. El principal objetivo, era aprovechar al máximo, un mínimo espacio en tierra para construcción, y crecer verticalmente. Esta decisión se fundamentó en el rápido aumento del valor del suelo en las congestionadas zonas centrales de ciudades en pleno auge, como Nueva York Chicago y Boston.
Al comienzo, el nuevo tipo de estructura tenía suelos de hierro forjado y fachadas de hierro colado, estos se cargaban sobre muros de mampostería que requerían un aumento en el espesor de la base, en proporción con la altura. En cambio, una estructura totalmente de acero no tenía tales limitaciones: podían levantarse columnas de acero virtualmente hasta cualquier altura, asentadas sobre una base segura y sin ningún aumento de tamaño en la base. Tales columnas, unidas en cada piso por vigas de acero, sostenían todo el peso del edificio, de modo que la función de los muros se reducía a dar cobijo y aislamiento.
La ciudad de Nueva York es considerada como la pionera en la construcción de estos gigantes de acero, concreto y vidrio. En 1899 se inauguró el primero de ellos, "Park Row Building" con 30 pisos de altura. Hoy día esta ciudad cuenta con más de 50 rascacielos y las edificaciones verticales de este tipo no se detienen alcanzando más de 200 metros de altura.
Como anteriormente mencionamos, lo que se persigue en la construcción de este tipo de edificios es sacar el máximo provecho económico a un terreno escaso. Esto es lógico en grandes concentraciones urbanas con espacios limitados, es por eso que países como China, Japón, y Emiratos Arabes, hoy se especializan en este tipo de proyectos.
A continuación te presentamos algunos de los rascacielos del futuro próximo:
Torre Jeddah: ubicado en en la ciudad de Jeddah, Arabia Saudita. Su altura se calcula en 1,000 metros de altura. Esta majestuosa edificación es obra del mismo arquitecto que diseñó el también conocido Burj Khalifa (Dubai) y el Hancock Center (Chicago). Adrian Smith es la mente creadora de este edificio. Su costo estimada es de 165 millones de dolares.
Fuentes: Idealista; Arq.com.mx