Para algunos menos conocedores podemos pensar que se trata de una enfermedad que ataca al ser humano; sin embargo, si es una lesión que ataca directamente al hormigón, concreto o mezcla de cemento. Se denomina "aluminosis o fiebre del hormigón" a los posibles traumas que pueden presentarse en vigas, o edificios, el concreto tiende a perder propiedades haciéndose menos resistente y más poroso, poniendo así en peligro la estabilidad del edificio.
Este tipo de daño se presenta principalmente en las estructuras debido a un proceso de descomposición que experimenta el cemento aluminoso, mismo que ocurre de manera acelerada. La gran concentración de aluminia presente en este material, ocasiona que se den algunos cambios químicos, específicamente cuando entra en contacto con determinados agentes externos (temperatura, humedad, lluvia, ambientes salinos, etc). Como consecuencia, las propiedades iniciales del cemento son alteradas. Por otro lado, también se presenta la pérdida de adherencia con el acero, en donde la mezcla y las armaduras pierden adhesión, debido a cambios fisicoquímicos.
Con un adecuado plan de mantenimiento preventivo y la inspección física se pueden observar posibles apariciones de fisuras, manchas de color ocre y cemento de color pardo. Lo indicado es contactar con un laboratorio para realizar algunas pruebas, que determinen si hay presencia de aluminosis en la construcción. En caso de confirmarse la aparición de esta patología se debe actuar con medidas rápidas con el fin de poder alargar la vida de la edificación; que incluye reparar los daños, reforzar las estructuras y darle atención a las grietas y fisuras.
La inversión y recursos que se realizan en una obra son de gran magnitud, por lo cual debemos manejar adecuados programas de mantenimientos para preservar la vida útil del bien y de esta manera rentabilizar lo invertido.
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Fuente: Structuralia