Nunca había conocido a alguien como ella, tan hermosa y real, no se como pasó, pero me enamoré, lo hice profundamente, y aunque no creía en las historias de amor hoy les cuento la mía.
En una pequeña cabaña alejada de toda la civilización vivía un hombre que tenía el cabello y las uñas largas, su aspecto era parecido al de un ermitaño, a él le gustaba la soledad. El pensaba que estando sólo no lastimaría a nadie, pero muy en el fondo quería conocer el amor. Este hombre era de buen corazón a pesar de estar alejado de las personas era noble y bueno, por alguna razón siempre admiraba la luna se preguntaba como podía ser tan hermosa, el jamás imaginó lo que el destino le tenía preparado.
Una noche de luna llena, después de una fuerte lluvia, el hombre escucha que alguien llama a su puerta, con temor el se asoma, pero se llevó una grata sorpresa al ver que del otro lado se encontraba un hermosa mujer, de piel morena con el cabello largo y oscuro, al preguntarle su nombre la mujer cae inconsciente a lo que él la toma en sus brazos y decide cuidarla.
La hermosa mujer estuvo inconsciente durante muchas horas, ella al despertar no tenía recuerdo alguno de quién era, no recordaba su nombre ni de dónde venía, por lo que el hombre le dice: te llamaré “Luna”.
Pasaron los días y la joven Luna se recuperó, sin embargo en lugar de irse ella decide quedarse junto al hombre que la ayudó. El le contó a Luna que no le gusta el mundo exterior, no sabe estar cerca de las personas, que prefiere estar aislado de esa forma el nunca lastimaría ni sería lastimado. Sin embargo la hermosa joven convenció al hombre de disfrutar de la vida, ella le enseñó lo que era la verdadera felicidad, disfrutaban hacer todo juntos, comer, bailar, cantar, entre muchas cosas más. Aquel hombre era muy feliz, pues él se enamoró.
Pero como dicen por ahí “no elegimos el destino, sino este nos elige”. El destino tenía preparado otros planes para aquel hombre solitario. Una noche después de una lluvia ellos dormían y al amanecer él se despierta y se da cuenta que aquella joven la cual había llamado Luna ya no estaba, había desaparecido, ella se había ido sin dejar rastro alguno.
El hombre cayó en una terrible depresión, el se preguntaba cómo viviría sin ella a su lado, ahora solo sentía mucho dolor y tristeza por la partida de Luna. Se reprochaba a sí mismo por haber sido tan tonto al salir de su soledad ya que ahora le es difícil regresar a ella. ¿Pero cómo no? Si su gran amor se había ido, el estaba vacío. Así se la pasó durante mucho tiempo, día tras noche y no parecía mejorar, hasta que algo inesperado sucedió. Una noche de luna llena pero con una lluvia tan fuerte que parecía una tormenta, aquella hermosa joven volvió.
Cuando te tratan como animal en eso te conviertes y aquel hombre se había convertido en una bestia. Luna le preguntó que le había pasado, y el contestó que desde que ella se marchó el nunca pudo ser el mismo, su corazón estaba herido, ya que él le dió todo su amor y ella aún así se fue.
Luna le dijo que nunca fue su intención hacerle daño, que ella sólo llegó a su vida para enseñarle la verdadera felicidad, pero no podía quedarse para siempre a su lado ya que no pertenecía a este mundo. La joven le explicó que tuvo que transformarse en una humana para poder hacerlo feliz pero que en realidad ella era la Luna, la verdadera Luna, y que lo hizo porque aquel hombre siempre la admiraba.
Entonces ellos dos aunque quisieran no podían estar juntos, no estaba permitido, sin embargo era tanto el amor que el hombre sentía por ella, que le ofreció su alma, Luna accedió, sin embargo ella no sabía que era lo que realmente pasaría, ellos al abrazarse para cumplir el deseó de estar juntos, hubo un destelló de luz y de ahí apareció un lobo gris, aquel hombre solitario se había transformado en un lobo, que de ahora en adelante durante cada noche de luna llena ella escuchará su aullido. Su vida estaba en la tierra y su alma en la Luna.
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Fuente: Elaboración propia