L'arbre Blanc: El complejo residencial de pérgolas y balcones

Alrededor del mundo existen casas y edificios creativos e inimaginables que impactan a la vista. Ingeniosas edificaciones que se imponen y no dejan de sorprender por sus formas, colores y diseños oníricos o por sus locaciones imposibles.

Dentro de este grupo de impresionantes obras de ingeniería encontramos el edificio L'arbre Blanc ubicado en Francia y del que hablaremos en este Blog.

A orillas del río Lez, en Montpellier, Francia se encuentra erguido L'arbre Blanc o El Árbol Blanco, diseñado con el propósito de interrelacionar a todos los que habiten en el.  Esta pieza arquitectónica fue concebida gracias al arquitecto japonés Sou Fujimoto, quien en asociación  con sus colegas Nicolas Laisné, Dimitri Roussel y OXO Architectes, buscaron ser un detonante para la vida urbana y comunitaria de sus habitantes. Fujimoto imaginó la combinación perfecta de una terraza con alta luminosidad, orientada hacia su exterior y la sala de convivencia familiar, todo altamente ajustable a su entorno.

El Arbol blanco representa la perfecta relación de acero, concreto y color. Sus diseños geométricos creados en diferentes tamaños de perfilería, permiten convivir de manera armoniosa en el. Estos ambientes exteriores se miran los unos a los otros y permiten a los residentes ubicar tanto jardines y como muebles para exterior. Además este edificio se caracteriza por su forma de vida aérea; que hoy día, es un estilo propio de las ciudades modernas y consolidadas. Podría pensarse que todo edificio es, o podría ser bien llamado, un barrio en las alturas. Diferentes voladizos, con áreas que van desde los siete hasta los 35 metros cuadrados.

Está compuesto por 17 pisos de altura y 113 departamentos que simulan las ramas de un majestuoso árbol blanco.

Esta obra del ingenio arquitectónico, no sólo es para habitar. En el podemos encontrar también áreas para uso público como lo son una galería de arte, un bar-restaurante en donde propios y extraños pueden convivir disfrutando del paisaje urbano y del propio Río Lez que bordea el edificio. Sin embargo, lo que más resalta en el, es sin duda alguna, sus balcones y pérgolas, que de manera salpicada definen la fachada de esta torre.

Estas generosas estructuras son también una respuesta a la necesidad de soluciones ambientales estrechamente adaptadas a la ecología.  Todas en conjunto logran formar un velo  protector para la fachada del edificio, lo que permite crear sombra y romper con los vientos oblicuos; esto ayuda a que el aire tenga una circulación armoniosa.  No cabe duda de que L’Arbre Blanc por sus propias y diferentes características se ha convertido en  toda una atracción turística para la ciudad de Montpellier.

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Fuente: ARCHDAILY