Una de las tradiciones más bonita, colorida y festejada en México es: El Día de Muertos, dicha festividad ha logrado trascender barreras geográficas, para llegar a otros países como un icono de México. Desde tiempos prehispánicos la relación con la muerte ha sido muy cercana. Se puede decir que es una de las festividades más antiguas.
El 1 y 2 de noviembre lo celebramos con altares, visitando panteones y algunas veces vestidos de Catrina.
A través de películas, documentales o medios impresos la figura de la Catrina ha rodeado el orbe, pero sus orígenes para algunos es un total misterio.
Durante el siglo XIX, México vivía momentos muy intensos en temas políticos, guerras, reelecciones, intervenciones extranjeras; lograr la estabilidad económica, política y social era un debate complicado.
Los artistas plásticos de aquella época utilizaron los temas políticos como temas principales para desarrollar sus obras. Grabadores, ilustradores y caricaturistas tomaron los conflictos del país y se burlaron de los mismos; surgiendo de esta manera los periódicos de “combate”, como El Hijo del Ahuizotle.
José Guadalupe Posada era uno de estos grabadores, que durante la época de Benito Juárez, Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz, participó en periódicos como El Ahuizote, El Padre Cobos y La Patria Ilustrada, con diferentes caricaturas de crítica social a las clases altas y a la miseria que se vivía en el país, pero sus dibujos tenían una característica especial: todas eran calaveras vestidas con ropa elegante, compartiendo en fiestas; incluso a la gente del pueblo y clases bajas las representaba así.
En sus inicios, La Catrina fue conocida como la Calavera Garbancera. Este nombre provenía de los vendedores de garbanzo, que siendo pobres aparentaban ser ricos y querían ocultar sus raíces indígenas. Este grupo de comerciantes pretendía tener el estilo de vida de los acaudalados europeos, muy especialmente de españoles y franceses.
Es por ello, que una de las características principales de la Garbancera era el ostentoso y ornamentado sombrero con plumas. Según Posada, era una fuerte crítica a los mexicanos que siendo pobres pretendían un estilo de vida muy al estilo europeo, cosa que no era real y renegaban de sus raíces y cultura mexicana.
Diversos artistas han plasmando de igual forma a La Catrina en sus diferentes obras; tales como: Frida Kahlo, Andrew Gallimore, pero sería hasta 1947 cuando Diego Rivera le diera el atuendo que hoy todos conocemos, con el icónico sombrero de plumas, convirtiéndola así en La Catrina, como sinónimo de “Catrín”, que se definía como hombre elegante y bien vestido. Rivera la presentó en su mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”.
Desde La Calavera Garbancera y hasta su evolución en La Catrina, estas ilustraciones estuvieron acompañadas de calaveras literarias o calaveritas, que en un tono satírico, se burlaban tanto de vivos y muertos. Esta es una escrita por Posada:
“Quien quiera gozar de veras
y divertirse un ratón,
venga con las calaveras
a gozar en el panteón”.
En la actualidad la figura de La Catrina es la imagen más representativa del Día de Muertos, retomó tanta importancia que hoy en día es uno de los disfraces más utilizados y dejó de ser el simple dibujo de una calavera, para traspasar los límites del papel y ser parte importante de la cultura mexicana de una manera viva.
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Referencia: National Geographic