En tiempos de "coronavirus" todos los mercados comerciales están siendo afectados en sus comportamientos; el acero no escapa a ello. Sin embargo, las alteraciones en los cambios de precio en el acero se deben principalmente al valor del dolar en nuestro mercado.
Existen diferentes factores que inciden en el cálculo del precio del acero, tales como: aumento en la demanda interna y externa del producto, imposición del acero chino frente al acero nacional y acuerdos de tratados comerciales, entre otros elementos. Sin embargo, en este momento, es la depreciación del peso ante el dolar el factor predominante de afectación en el precio.
La situación que hoy se está viviendo no es exclusiva de México, sino de todo el mundo, es un riesgo global. El peso mexicano es la moneda más líquida de Latinoamérica, por lo que es "muy sensible" a lo que ocurra en el exterior.
En la construcción los productos derivados del acero (láminas, varillas, perfiles, tubulares, polines, placas o vigas) son los más afectados a las fluctuaciones cambiarias ya que algunos de estos productos son importados. Además, del total de insumos de la construcción, alrededor del 18 % son derivados del acero.
Cabe mencionar que en años anteriores hemos experimentado situaciones similares como las que hoy nos toca vivir por el cambio volátil del dolar; sin embargo, en aquellos años se logró mantener los precios de los productos derivados del acero en línea equilibrada o por debajo del índice de precios al productor de materiales para la construcción. Hoy, nos encontramos con una situación diferente. La economía del orbe esta siendo sacudida fuertemente por un virus que hasta el momento de este escrito no se ha podido controlar. Poder estabilizar el estado cambiario de la moneda está siendo una tarea difícil de controlar. Lo cierto es que mientras no se estabilice esta situación, el precio cambiante del acero será una constante en nuestros mercados.
Si los contagios se controlan o se toman medidas que contribuyan a aumentar la confianza de todos podríamos ver movimientos alentadores, por lo que, de momento, hay que prepararse para semanas de alta volatilidad económica. Básicamente, el problema radica en la posibilidad de poder anticipar el tiempo que pudiese durar la situación de incertidumbre radical y qué daños dejará en nuestros sistemas. Es la esperanza de todos que en algún momento la epidemia del COVID-19 quedará controlada a nivel global. Cuando eso suceda, la actividad económica dejará de caer, el comercio internacional y los precios de los activos financieros repuntarán y habrá un cierto efecto positivo en los mercados.
La realidad de los gobiernos mundiales en estos momentos es realmente complicada; y es que deben tomar decisiones tomando como premisas de parar el contagio o afectar directamente las economías de los países.
Link: LAMINAS Y ACEROS
Fuente: Oecd.org