Se puede definir a las escorias de acero como el subproducto que se genera al momento de la fundición cuando buscamos purificar los metales. Es la mezcla de óxidos metálicos que se produce; sin embargo, también pueden contener mezclas de sulfuros de metal y átomos de metal. Aunque la escoria o deshecho del acero suele utilizarse como un mecanismo de eliminación de residuos en la fundición del metal, tiene otras funciones, tales como ayudar en el control de la temperatura durante la fundición y minimizar la reoxidación del metal líquido. La colección de todos estos compuestos que se retiran es lo se conoce como escoria.
Como podemos observar el acero nuevamente nos demuestra su poder de reciclar y reutilizar hasta el último de sus elementos.
Dependiendo el proceso de fundición de los metales bien sean ferrosos o no ferrosos es el resultado de la escoria que se va a producir. Es decir, la fundición del cobre y el plomo, no ferrosa, está diseñada para eliminar el hierro y la sílice que suelen darse en estos minerales, y se separa en forma de escoria basada en silicato de hierro. Por otro lado, la escoria resultantes del acero, en las que se produce una fundición ferrosa, se diseña para minimizar la pérdida de hierro y por tanto contiene principalmente calcio, magnesio y aluminio.
Estos compuestos pueden llamarse escoria o deshecho, pero muy pocas veces realmente se pierde o se da por perdido; al contrario tiene muchos usos en la industria por ejemplo el balastre o balasto que observas en las vías ferroviarias viene de la escoria, se ha utilizado también como metal para pavimentar y como una alternativa económica y duradera de apoyo en las paredes de los rompeolas que tienen como función frenar el movimiento de las olas.
Con el avanzar de las tecnologías las escorias se han transformado en un productos mayormente seguros y estables, capaz de cumplir especificaciones técnicas, diferentes criterios de aceptación y controles de calidad en la industria de la construcción.
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Fuente: Thermofisher