Los primeros años de vida de un bebé son los más importantes para el desarrollo de su cerebro ya que todos los estímulos que reciba en ese periodo le ayudarán a desarrollar sus sentidos, movimientos, pensamiento y aprendizaje. Cabe mencionar que durante esta etapa los órganos de los sentidos mejoran sus funciones, en especial los relacionados con la percepción visual y auditiva.
Se le denomina estimulación porque su principal finalidad es desarrollar al máximo las capacidades psíquicas, motrices, emocionales y sociales de los menores; y se le llama temprana porque se pretende aprovechar la capacidad de adaptación y la facilidad para el aprendizaje que caracterizan al cerebro de los bebés/niños de entre 0 y 6 años.
Se diseña un programa para el bebé o el niño tomando en cuenta sus necesidades y entorno familiar, ubicando los objetivos que se quieren trabajar para intervenirlos, y al mismo ritmo se va evaluando el proceso. Aunque se establezca prioridad en un área en especial, deben trabajarse todas.
No existe un tiempo definido para lograr un objetivo, lo más importante es tener paciencia porque cada niño tiene su propio ritmo de desarrollo y no se debe presionar ni comparar con otro. La intención es ofrecer actividades que el niño esté preparado para superar y así poder elevar su autoestima.
Su mayor importancia radica en que en esta franja de edad se desarrollan y maduran habilidades cognitivas, emocionales y físicas que resultan fundamentales para el correcto funcionamiento del menor, como son: el lenguaje, la memoria, la percepción, el sentido espacial, la motricidad, el razonamiento. También podría decirse que a estas edades el Sistema Nervioso Central es como una esponja.
En esta etapa (especialmente entre los 0 y 4 años), se forman las principales conexiones neuronales, lo que convierte al cerebro en un mecanismo cognitivo moldeable que acomodará los nuevos aprendizajes con mucha mayor facilidad que cuando, los circuitos encargados del aprendizaje ya se han consolidado, modificándose con mayor lentitud a medida que se avanza en edad.
Hoy en día existen programas de estimulación temprana que son empleados por profesionales tanto en niños/as con discapacidad como en menores con un cociente intelectual medio o alto.
Los objetivos fundamentales son que el niño/a comprenda y se exprese, controle sus movimientos (motricidad fina y gruesa), regule sus emociones, desarrolle o potencie su capacidad intelectual y se desenvuelva con una autonomía lo más cercana posible a su edad cronológica.
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Fuente: psicología