El primer puente creado de acero fundido remota al siglo XVIII hace aproximadamente 250 años, y curiosamente este material fue incluido en la industria de la construcción de puentes por una apuesta para construirlo con éste material, siendo el objetivo la creación de una carretera sobre ello.
La fabulosa obra fue construida en la región central de Inglaterra, sobre el rio Severn por una cuadrilla de obreros dirigidos por un famoso herrero local llamado Abraham Darby III. Cada una de las nervaduras del Puente de Hierro se elevaba desde una barcaza con cuerdas y andamios de madera y se colocaba cuidadosamente sobre los cimientos de piedra.
El puente tenía una envergadura de 30,6 m y requería 378 toneladas de hierro, fundidas en 30 diseños diferentes. Cada una de las cinco nervaduras del puente pesaba casi 6 toneladas. Muchos de los detalles de la estructura, como las uniones entre las piezas, se construyeron siguiendo técnicas de carpintería. Las ensambladuras a cola de milano y a caja y espiga eran las que se usaban en las viviendas de madera medievales. Como el hierro fundido no podía soldarse, las partes debían unirse entre sí como las piezas de un rompecabezas.
En agoto de 1779 se dió por terminada la obra, el puente, punto central de lo que hoy se conoce como Garganta de Ironbridge y según las crónicas, se gastaron 6 libras de la época para festejar el acontecimiento. Dos años después en año nuevo, se hizo la inauguración, para entonces, Abraham Darby había encargado a dos artistas que pintaran algunas vistas del puente y había anunciado la belleza de su aspecto en un periódico local.
En 1795 el río Severn se desbordó y destruyó la mayoría de los puentes que cruzaban sus aguas. Pero la obra maestra de Darby se mantuvo intacta, como él había pronosticado.
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