Fuente: Aprender.org
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En el año 2009 el día 25 de junio, el mundo se conmovió ante la inesperada llegada de una noticia, la muerte del cantante y también conocido Rey del pop, Michael Jackson. La vida de este maravilloso artista estuvo llena de intrigas y polémica y su muerte no fue la excepción.
Desde el principio fue evidente que la verdad sobre la muerte de Michael tardaría tiempo en conocerse o, incluso no llegaría a saberse nunca.
Conrad Murray era el médico personal del cantante y fue quien lo halló inconsciente. Ante el rumor de que a Michael le habían inyectado petidina (un nárcotico analgésico), Conrad lo negó, aunque si acepto haberle inyectado propofol, un fuerte anestésico, el cual sólo debe suministrarse con un equipo apropiado para poder controlar el "despertar" del paciente y también poder reaccionar adecuadamente en el caso de que surja algún tipo de complicaciones. Equipo del que, desde luego Conrad no disponía.
A finales del mes de agosto del mismo año el juzgado calificó la muerte de Michael como homicidio, afirmando que el motivo principal de su muerte fue por una mezcla de propofol y un tipo de benzodiapecina igual conocida con el nombre de "lorazepam". Más tarde se sabría también que el doctor Conrad, cuando encontró al cantante inconsciente, había limpiado el lugar de algunas pruebas, incluso antes de pedir ayuda.
A finales del año 2011 el médico fue declarado culpable de haber administrado porpofol al Rey del pop, producto que éste consumió junto con tranquilizantes, y fue condenado a 4 años de prisión.
Así fue como una gran estrella apagó su brillo, dejando como legado una historia musical extensa; ejemplo de ello, su álbum de thriller que hasta el día de hoy, sigue siendo el álbum más vendido en todos los tiempos con ventas estimadas de 110 millones de discos.
En la actualidad nadie ha logrado alcanzar el nivel de este fabuloso artista que logró tener 405 premios ganados y 25 nominaciones.