El policarbonato es uno de los materiales más resistentes de la industria, en este blog te diremos por qué no debes perforarlas.
El policarbonato, conocido por su durabilidad y versatilidad, presenta un desafío particular cuando se trata de su instalación. Debido a su coeficiente de dilatación de 0.065 mm/m°C, es crucial considerar este factor para evitar daños estructurales.
Al perforar, es necesario realizar dos perforaciones: una en la lámina, teniendo en cuenta el coeficiente de dilatación para permitir el movimiento del elemento de sujeción, y otra en la estructura de soporte. Además, se recomienda utilizar una arandela de al menos 1” de diámetro para absorber los movimientos y asegurar que el policarbonato se sujete adecuadamente sin exceder la pared del material, permitiendo así su expansión y contracción natural.
En la siguiente imagen muestra que cuando se perfora el material, empieza a trabajar con los cambios de temperatura y el elemento de sujeción no soporta los movimientos.
Por estas razones, es fundamental evitar perforar las láminas de policarbonato. En su lugar, se recomienda asegurar todo el perímetro de la lámina con elementos de fijación, perfiles en H, marcos de aluminio, como ángulos de aluminio, o tratarlas como si fueran vidrio, permitiendo una tolerancia de al menos 3 mm por metro para el movimiento natural.
En esta imagen se aprecia cómo se sumen las láminas por las perforaciones. En este caso se tenía que haber colocado cinta doble contacto para evitar la fricción, agregando a esto que las cubiertas laterales no estaban sujetas a ninguna estructura.
En lugar de perforar los soportes transversales, se deben utilizar cintas adhesivas de doble cara compatibles con el policarbonato.
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Fuente: Stabilit.
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