La chatarra, es uno de los materiales sobrantes resultantes de procesos industriales y que con el tiempo, parece inservible, pero al fundirse con el arrabio o diferentes minerales de hierro a temperaturas altas en el horno, adquiere un nuevo valor al convertirse en acero líquido para la producción de placas de acero. En otras palabras, se trata de un material valiosos que puede ser reutilizado en la elaboración de diversos productos.
Pero sin embargo, es importante saber utilizarlo en una justa medida. Es ahí la clave de que algunos de los productos que empresas como Ternium fabrican, como Alambrón y Varilla, estén bien posicionados entre quienes se dedican a la construcción, ya que esta mezcla se obtienen productos más resistentes y con mayor capacidad estructural, dos de las cualidades del acero más apreciadas por los clientes. Este resultado se obtiene de la mezcla entre chatarra y mineral de hierro.
Dentro de los aceros largos, se encuentran las varilla, que dentro de las más conocidas es “la de la forma de cruz” (o varilla Hylsa, por sus antecedentes), ya cuenta con este grabado en cruz para cumplir un propósito: limitar el movimiento longitudinal relativo entre el acero y el concreto circundante, lo que se traduce, a fin de cuentas, en una mayor solidez en las construcciones que la emplean.
Algo parecido ocurre en cuanto a la cantidad de chatarra que contiene con otro de los denominados aceros largos, el alambrón. La resistencia y capacidad estructural que lo caracterizan, son también resultado de esa aleación en la que predomina el mineral de hierro y la chatarra. a diferencia de lo que sucede con otro tipo de alambrón, este resiste sin reventar. La varilla y el alambrón son productos clasificados como “aceros largos”, altamente reciclables ya que pueden ser utilizados una y otra vez sin perder sus propiedades.
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Fuente: ReportAcero
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