La figura de Santa Claus es un tema bastante controversial entre científicos y padres. Uno de los motivos principales es que la idea de una figura mágica que genere regalos gratis en la víspera de Navidad es una mentira, y aunque es una mentira con buenas intenciones, sigue siendo una mentira.
Para muchos niños averiguar la verdad puede resultar traumático, y el mensaje que se les está dando es que no pueden confiar en lo que sus padres les dicen. Además, mentir con el fin de fomentar un buen comportamiento es manipulador y anima a los niños a comportarse bien por las razones equivocadas ya que tienen en cuenta que recibirán un regalito.
Se ha demostrado que las recompensas minimizan la motivación de los niños. Así que es posible que utilizar a Santa para promover el buen comportamiento durante todo el año, no sea una gran idea. Pero tampoco existe evidencia científica que sugiera que descubrir la verdad sobre Santa es algo traumático para los niños o que conduzca a problemas de confianza entre padres e hijos.
Estudios sobre el tema sugieren que los niños tienden a descubrir la verdad sobre Santa por su cuenta, aproximadamente a los siete años, y que sus reacciones son por lo general bastante positivas. Tampoco hay evidencia científica de que descubrir la verdad hace que los niños duden de si sus padres son confiables o no.
Por lo general el pensamiento mágico disminuye entre los siete y los nueve años, justo en la misma época en la que los niños abandonan el mito de Santa Claus.
Entonces ¿Cómo aprenden los niños a distinguir la fantasía de la realidad? La mayoría de las veces dependen de lo que otras personas les dicen. Los niños confían bastante en lo que dicen de sus padres, porque todavía tienen mucho que aprender acerca de cómo funciona el mundo. También se guían por evidencias y pruebas para detectar si algo es realidad o ficción.
En relación a la existencia de Santa Claus, los niños pequeños reciben los comentarios de sus padres, y las pruebas son encontrar regalos bajo el árbol. En algún momento de sus vidas, los niños empiezan a recibir información y pruebas que contradicen la existencia de Santa, ya sea de sus amigos o algo que ellos hayan visto.
Cada quién decide la forma en la que festeja sus tradiciones. Lo que es cierto, es que los estudios parecen indicar que no existen problemas de confianza en la creencia de Santa Claus, lo importante es respetar las decisiones de las otras personas.
En general, no es bueno ni malo, es simplemente respetar las creencias ya que no hay un estudio que sustente que le afecte al niño cuando crece.
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Fuente: Vix
Otras fuentes: Láminas y Aceros