La industria del acero se esfuerza constantemente por reducir sus emisiones operativas de CO2 año tras año. Las emisiones directas e indirectas de la industria, gracias a los sólidos esfuerzos de mejora de la industria, se han reducido progresivamente durante la última década.
Aunque el 95% de la chatarra de acero se recoge para su reciclaje al final de su vida útil, no hay suficiente chatarra de acero inoxidable disponible en todo el mundo, por lo que estas rutas de producción coexistirán durante varias décadas.
La industria fue responsable del 29,4% de todos los gases de efecto invernadero emitidos en 2016 (incluido el uso de energía). Es justo decir que las emisiones de producción de acero inoxidable, aunque son relativamente bajas, sólo son parcialmente informativas.
Solamente en el año 2019 se produjeron 240 kg de acero por cada habitante de la Tierra, en el cual la demanda mundial de acero es tan alta que, en el año 2018, la industria siderúrgica contribuyó con aproximadamente con el 25% de las emisiones industriales mundiales de CO2 por cada tonelada de acero producida, se emiten alrededor de 1,8 toneladas de CO2.
Esto es un gran problema para el cambio climático si tenemos en cuenta el tamaño de la industria siderúrgica. Lamentablemente, la historia no termina con las emisiones de CO2. La producción de acero también genera compuestos nocivos y contaminantes como el monóxido de carbono (CO), el óxido nitroso (N2O) y el dióxido de azufre (SO2), que contribuyen a la lluvia ácida y afectan al suelo y la vegetación.
Es importante conocer la industria y contribuir para que estas emisiones sean menos dañinas para nuestro medio ambiente y para el mundo en general.
Fuente: Climate Science
Otras fuentes: Laminas y aceros