En Valdivia, una ciudad donde la lluvia y la luz cambiante son parte del paisaje, se diseñó una casa que debía ofrecer protección sin perder amplitud. La idea principal fue crear un espacio seguro y cómodo, con un frente cerrado hacia la calle y un patio trasero donde se concentre la vida diaria.
El material más importante en este proyecto es el acero corten. No solo aporta fuerza y durabilidad, sino también una apariencia única que mejora con el tiempo. Su envejecimiento natural lo hace ideal para un clima lluvioso, porque acepta la intemperie como parte de su diseño. Este acero forma la base de la casa y se combina con madera, que aporta calidez y equilibrio.
La casa se organiza en dos niveles. Abajo, el acero corten crea una estructura sólida y segura. Grandes ventanales conectan el interior con el jardín, permitiendo que la luz entre y que los espacios se sientan abiertos. Arriba, la madera reviste la caja superior, dando una sensación cálida y uniforme.
En el primer piso, el hormigón pulido une la cocina, el comedor y la sala en un solo espacio amplio. Una escalera metálica suspendida se convierte en el centro del diseño, separando ambientes sin perder continuidad.
El segundo nivel concentra los dormitorios y baños, organizados de manera sencilla. Hacia la calle, una ventana horizontal refuerza la privacidad, mientras que en los laterales y el jardín, las aberturas se diseñan para dejar entrar luz sin perder intimidad. Además, el voladizo superior crea un espacio protegido para los días de lluvia.
Casa Calderón es más que una vivienda: es un ejemplo de cómo el acero corten puede dar carácter y resistencia, mientras la madera aporta calidez. Juntos, crean un diseño que se adapta al clima del sur y conecta la vida interior con el patio de forma simple y elegante.
Fuentes: archdaily
Otras fuentes: Laminas y Aceros.