(999) 290 93 87El día de Reyes es muy esperado por los niños, pues desean conocer los regalos que les traerán los tres Reyes Magos. Pero pocos saben de la existencia de Artabán, el cuarto Rey Mago, que nunca llegó a su destino y que aún así, fue recompensado. El 6 de enero está lleno de polémicas y tradiciones.
La leyenda dice que sin ser parte de la revelación, nos enseña lo que Dios espera de nosotros. Cuentan que había un cuatro rey mago que llevaba por nombre Arbatán que también vio brillar la estrella sobre Belén y decidió seguirla. Como regalo pensó en ofrecerle al Niño Dios un cofre lleno de perlas preciosas, pero en su camino se fue encontrando con diversas personas que le solicitaban ayuda, por lo que el Rey Arbatán los atendía con alegrías y diligencias y le iba dejando una perla a cada persona. Eso lo hizo retrasar su llegada y su cofre se fue vaciando. Se encontró con pobres, enfermos, encarcelados y no podía dejarlos desatendidos, se quedaba con ellos el tiempo necesario para aliviarles sus penas y luego seguía su marcha, que nuevamente era interrumpida por otro desvalido.
Cuando Arbatán llego por fin a Belén, estaba sucio, cansado y con la ropa casi destrozada. Pregunta por lo otros Reyes pero no obtuvo noticia de ellos, el Niño Dios con sus Padres ya habían huido a Egipto pues se se enteró de la persecución y masacre que había iniciado el rey Herodes contra todos los niños menores de dos años.
Ahí recibió una nota en la que se le informaba que no podían demorarse más esperándolo, así que decidieron marcharse. Sin embargo, le habían indicado el camino. Y debía continuar andando por el desierto y guiarse por la estrella hasta llegar a Belén. Artabán se puso en marcha nuevamente pero de tanto apurar a su caballo el pobre animal murió en el camino y tuvo que recorrer el resto de la distancia solo.
El Rey Arbatán siguió buscándolos, ya sin la estrella que antes lo guiaba. Y estaba siendo testigo de la masacre y de la impotencia terrible que tenía en el pecho. Cuando vio cómo un soldado estaba a punto de fusilar a un pequeño, le ofreció al militar una de las joyas una perla a cambio de la vida del niño. Pero el jefe del soldado se dio cuenta del trato y encarceló a Artabán, por lo que permaneció preso cerca de 30 años.
Una vez pasado el tiempo, y estando Artabán viejo y cerca de la muerte, es liberado por los soldados. Y siguió ayudando a los más necesitados. Hasta que un día llego a Jerusalén justo en el momento en que la multitud enfurecida pedía la muerte de un pobre hombre, que al mirarlo reconoció en sus ojos algo familiar. Entre el Dolor, la sangre y el sufrimiento el pudo ver en los ojos de Jesús el brillo de la estrella por lo entendió que aquel hombre a punto de ser ajusticiado era el Niño Jesús que por mucho tiempo anduvo buscando.
La tristeza lleno su corazón y como ya estaba viejo y cansado por el tiempo Arbatán aun guardaba en su bolsa una perla, pero ya era demasiado tarde para ofrecérsela al Niño Jesús, que en ese momento ya estaba convertido en un hombre y colgaba de una cruz, Arbatán sintió que había fallado en su misión. Y sin tener a donde ir, y para esperar su muerte se quedó en Jerusalén, apenas habían pasado 3 días cuando una luz aun más brillante que la de la estrella llenó su habitación. Era el Resucitado que venía a su encuentro.
El Rey Mago Arbatán cayó de rodillas ante el, y tomó la perla que le quedaba extendió su mano mientras hacia una reverencia. Jesús tomó la perla tiernamente y le dijo: Tu no fracasaste. Al contrario, me encontraste durante toda tu vida. Yo estaba desnudo y me vestiste, yo tuve sed y me diste de beber, estuve preso y me visitaste. Pues yo estaba en todos los pobres que tu atendiste en tu camino, muchas gracias por tantos regalos de amor, ahora estarás conmigo para siempre, pues el cielo es tu recompensa.
Fuente: mexicodesconocido.com
Otras Fuentes: laminasyaceros
