(999) 290 93 87En la parte norte del Estado de Durango a 317 km de la capital se encuentra el Pueblo Mágico de Mapimí. Sin duda sería imperdonable no conocer el Puente de Ojuela, el cual se encuentra en el este antiguo pueblo minero y aún se observan en pie sus principales construcciones. Se comenta que Ojuela tuvo vida entre los años de 1826 y 1928 por la extracción de oro y plata.
Considerado una maravilla de la ingeniería, el puente colgante, es visible a la distancia y se considera una obra monumental de su tiempo, porque mide 318 metros de largo por casi 2 metros de ancho. Construido cerca de finales del siglo XIX para comunicar el yacimiento principal con las bocas menores y transportar el metal hasta el pueblo. Es una estructura sostenida por gruesos tensores y cables de acero, que descansan en 4 torres hundidas en la roca. Este puente ya fue rescatado y restaurado, las torres originales de madera que sostuvieron su estructura, se cambiaron por otras de acero. Es gratificante sentir el viento suave que proviene del valle de Mapimí, así como disfrutar esta joya arquitectónica colgada a 110 metros entre los cerros, donde aun conserva su antiguo esplendor.
Dicho puente se encuentra cerca de la mina que contiene en su interior un pequeño museo con antiguas herramientas de los mineros y una mula momificada. A un lado del puente se instaló una tirolesa que representa un divertido reto para los visitantes que se atreven a recorrerla y volar a 120 metros del piso.
Este pueblo fantasma hoy exhibe restos de paredes y cimientos, pero en su momento inició una nueva etapa en la vida minera: se tornó famoso y atrajo a Ojuela luce abandonado junto al puente colgante, aunque llegó a tener más de 3,000 habitantes su tranquilidad solo es perturbada por las chicharras, ha desaparecido el ruido de las máquinas, los gritos y silbidos que hacían eco en cañadas y cerros aledaños, todo permanece como testigo intemporal de un tesoro extinguido.
Fuente: aventuravertical.com
Otras Fuentes: Laminasyaceros.com
